Eufrosina cuenta su historia, como nació en el pueblo zapoteco de Quiegolani, Oaxaca.
La tradición del pueblo es que los varones tienen un lugar preferencial, las mujeres los sirven y por lo general las casan desde los 12 años.
Al pueblo llegó un maestro que le enseño que había un mundo fuera y que se podía vivir mejor, el hecho de que tuviera un cuarto ordenado y limpio, que el maestro usara crema y shampoo impresionó tanto a Eufrosina que empezó a cuestionarse la costumbres del pueblo desde chiquita.
Además, el maestro les decía a niños y niñas que eran iguales. Cuando quisieron casar a Eufrosina a los 12 años, ella se negó y fue tal el berrinche que sus papas accedieron a mandarla a Salina Cruz con unos parientes.
El viaje fue durísimo, vivir como arrimada fue más duro, ahí aprendió español y comenzó a trabajar para independizarse, entró a un programa de maestros rurales donde empezó a hacer el trabajo que hacía Joaquín y vio que podía ayudar a las comunidades y a sus niñas.
Las mujeres eran de segunda categoría, su hermana a los 31 años tenía ya 9 hijos, a ella si la casaron a los 12.
Estudió contabilidad y en sus visitas al pueblo, sus amigos le metieron la idea de que podía convertirse en presidenta municipal. Las mujeres no votaban, solo votaban los hombres, no tenía oportunidad, pero nunca supo si ganó, los contadores de votos comenzaron a ver su nombre votado en las boletas, decidieron anular todo y darle el triunfo al otro candidato.
Se puso triste, la amenazaron, sus papas se sentían humillados porque todos los señalaban, pero ella fue a pelear a los tribunales; fue tanto el alboroto que hizo que logró entrevistas en noticieros y le dieron un lugar en la cámara de diputados de Oaxaca, con mucho trabajo, logró hacer que en la constitución dijera que las mujeres pueden votar y ser votadas sin importar los usos y costumbres.
Conoció a Felipe Calderón, Margarita Zavala, fue diputada federal y quiere ser gobernadora de Oaxaca
